domingo, 24 de enero de 2016

Un amor sin discriminación

Imagen: Redes Sociales
Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Mat.9:1-13 
Habiendo vencido la tormenta, Jesús vino a su ciudad y le trajeron un paralítico en una cama; y al ver Jesús la fe de ellos dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Estar paralítico es uno de los estados más lamentables del ser humano, pues pierde la capacidad de la autosuficiencia y nos volvemos grandemente dependientes de otros y de las circunstancias. "Y al ver Jesús la fe de ellos". Sus amigos trajeron al paralítico ante Jesús 

…y Jesús le perdonó sus pecados y le sanó. 

Hoy día vivimos rodeados de muchos "paralíticos espirituales y emocionales" no solamente físicos. Con lo que Dios nos habla hoy, nos anima a interceder por ellos y buscar llevarles ante Jesús.

¿Tienes algún ser querido en estas circunstancias? Llévalo primero en oración delante de Dios y al ver Él tu fe le perdonará sus pecados, y sanará de su parálisis.

Bendiciones.

Biblia Reina Valera

Mateo 9:1-13
Jesús sana a un paralítico
(Mr. 2.1-12; Lc. 5.17-26)

9 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.

2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.

8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Llamamiento de Mateo
(Mr. 2.13-17; Lc. 5.27-32)

9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

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