sábado, 16 de enero de 2016

Oración en secreto

Pastor Jorge Malibrán Lacort
Mat.6:1-15 
Jesús nos enseña a orar y nos advierte en estos pasajes que hay 2 tipos de recompensas; las que provienen de los hombres y las que provienen de Dios. Obviamente que las que provienen de los hombres son recompensas terrenales, temporales y que nos pueden ser robadas, mientras que las que provienen del cielo son eternas. Busquemos durante nuestros tiempos de oración agradar al Padre y no a los hombres. 
De ahí la importancia de buscar el lugar secreto donde podamos por medio de la fe entrar en comunión con Dios, quien está en secreto y ve y oye en lo secreto y Él te recompensará en público. Un elemento importante durante la oración es el perdón a nuestros ofensores, de lo contrario no será grata nuestra oración y nuestra misma amargura será un gran obstáculo para ser escuchados por Dios. 
Cómo está hoy tu corazón? Si hay pecado o amargura comienza por arrepentirte y confesar toda ofensa delante del trono de la gracia y encontrarás el oportuno socorro por parte de Dios. Bendiciones.

Mateo 6:1-15
Jesús y la limosna

6 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,

4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús y la oración

5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.

8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;

15 más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Lectura complementaria
(Lc. 11.2-4)

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