lunes, 18 de enero de 2016

Entrenamiento y administración celestial

Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Mat.6:16-24 
El Maestro Divino nos habla sobre la importancia de hacer tesoros en el cielo y no en la tierra donde el orín y la polilla corrompen y donde los ladrones hurtan. Muchas personas desean enriquecerse pensando que esa la solución para sus vidas para llegar a descubrir cómo decía Salomón que todo es vanidad de vanidades. 

La invitación pues es a poner los ojos en lo eterno y no en lo temporal. Recordemos que en el mundo solo hay cosas temporales, por eso la indicación es poner los ojos en el Reino de Dios. 

Igualmente se nos lleva a hacernos la pregunta sobre qué clase de luz despedimos con nuestra vida. Miremos que nuestra luz no sean tinieblas que terminen confundiendo a otros. 

Dios nos llama a ser luz para el mundo. No lo olvidemos. 

Bendiciones.

Mateo 6:16-24
Jesús y el ayuno
16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,

18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Tesoros en el cielo
(Lc. 12.32-34)

19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
La lámpara del cuerpo
(Lc. 11.33-36)

22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;

23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Dios y las riquezas
(Lc. 16.13)

24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.[a]

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