viernes, 15 de enero de 2016

La vida del cristiano


Pastor Jorge Malibrán Lacorte 
Mat.5:38-48 

Iniciamos este pasaje con la directa recomendación de amar sin distinción tanto al que nos hace bien como al que nos ofende, considerando que Dios nos amó aun antes de conocerle y siendo pecadores. 

El amor es la marca inequívoca de un verdadero Hijo de Dios y ciertamente si amamos solo a los que nos aman que chiste tendría? 

Debemos dejar en claro la diferencia entre un gentil y publicano y un verdadero hijo de Dios, y esto solo puede ser por medio de nuestro testimonio y nuestro amor incondicional. 

La invitación final a la que somos llamados es a ser perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos lo es, y esto sólo podrá ser posible en la medida que seamos sensibles al Espíritu Santo y obedezcamos la Palabra de Dios. 

No olvidemos que Dios es amor. 

Bendiciones. 

LA BIBLIA REINA VALERA 1960 

Mat.5:38-48 
El amor hacia los enemigos 

38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 

39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 

40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 

41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 

42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. 

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 

44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 

45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 

46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 

47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 

48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. 

Lectura complementaria 
(Lc. 6.27-36)

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