jueves, 14 de enero de 2016

Siempre santos y honestos

Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Mat.5:27-37 
Imagen: youtube.com
Dios nos pide una relación dentro del matrimonio basada en el amor y la fidelidad, y el Señor nos enseña la importancia de ser fieles a nuestro pacto matrimonial y no cometer adulterio y no sólo eso sino también aborrecer el divorcio. Los judíos se amparaban en que Moisés les había dado permiso de hacerlo pero Jesús les dice que en el principio no fue así. La única razón que fue aceptada es cuando hay adulterio por parte de la mujer, pero si el hombre rompe su matrimonio sin que exista esta razón, hace que la persona que se casa con su mujer cometa el pecado de adulterio. Finalmente, se nos enseña a no jurar sino más bien a cumplir nuestra palabra, haciendo que nuestro si sea siempre si y nuestro no sea siempre no. Es usted una persona íntegra y de palabra? Amemos la verdad y repudiemos la mentira. Bendiciones.

Mateo 5:27- 37
Jesús y el adulterio

27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.

28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Jesús y el divorcio

31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.

32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Jesús y los juramentos

33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

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