miércoles, 27 de enero de 2016

¿Soy un embajador de Jesús?

Imagen: Redes Sociales
Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Mat.10:1-15 
Jesús llama a sus doce discípulos a quienes previamente había llamado en su medio natural para seguirle, pero ahora era un segundo llamado para entrar en acción. 

Habían ya sido capacitados por el Maestro y era tiempo de pasar de Discípulos (Aprendices) a Apóstoles (graduados para el ministerio) y estaban recibiendo el poder que su Maestro les transfería para enseñar, predicar y sanar a los enfermos, tanto físicos como espirituales. 

Debían ir primero a las ovejas perdidas de Israel, pero ahora la misión alcanza a toda persona de toda raza y nacionalidad.

Dios sigue llamando al discipulado y es necesario que no nos quedemos en el plan de creyentes sino que vayamos más lejos... 

Comprometámonos a seguir sus pasos y vayamos en pos de la Gran Comisión.

Bendiciones

La Biblia
Reina Valera
Mat.10:1-15 
Elección de los doce apóstoles
(Mr. 3.13-19; Lc. 6.12-16)

10 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,

4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
Misión de los doce
(Mr. 6.7-13; Lc. 9.1-6)

5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,

6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.

8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;

10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.

11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.

12 Y al entrar en la casa, saludadla.

13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.

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