Pastor Jorge Malibrán
Mateo 13:18-30
Tremenda enseñanza que recibimos a través de la parábola del trigo y la cizaña. Nos habla de un hombre que sembró buena semilla en su campo, pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Esto nos debe hacer reflexionar que el enemigo no descansa y aprovecha cualquier momento en que nos durmamos para sembrar una mala semilla.
Nuestro trabajo es estar siempre alertas porque ciertamente el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar a base de seducciones y mentiras.
No olvidemos que su plan es hurtar, matar y destruir.
Damos gracias a Dios por Jesucristo su hijo amado, quien ha venido a deshacer las obras del diablo.
Oremos y estemos vigilantes en todo tiempo y no demos lugar al diablo.
Bendiciones
La Biblia
Reina Valera
Mat 13:18-30
Jesús explica la parábola del sembrador
(Mr. 4.13-20; Lc. 8.11-15)
18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Parábola del trigo y la cizaña
24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
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