sábado, 18 de junio de 2016

Esdras confiesa los pecados de Israel

Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Nehemías 9:23-31 
Que gran contraste entre el corazón de Dios y el corazón del hombre. Dios bendijo a su pueblo y lo prosperó dándole tierras y ciudades, destruyendo a sus moradores y cuando se saciaron y deleitaron le provocaron a ira, rebelándose contra Él. Entonces Dios les castigaba y volvían a Dios con clamor y Él les escuchaba desde el cielo y los volvía a bendecir para volver a rebelarse contra Dios.

Dios les hablaba por medio de su Santo Espíritu a través de los profetas, pero no escucharon, por lo cual los volvió a entregar a los pueblos de la tierra. Más por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. 

Que Dios como el nuestro... No hay otro como Él.

Bendiciones.

23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.

24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran.

25 Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad.

26 Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.

27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos.

28 Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste.

29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.

30 Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.

31 Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.

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