sábado, 18 de junio de 2016

Esdras confiesa los pecados de Israel

Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Nehemías 9:9-22
En este pasaje vemos como el pueblo de Dios hace memoria de las múltiples bendiciones y de la gran misericordia de Dios para con su heredad.

Es hermoso ver milagro tras milagro y como a pesar de la dureza y rebeldía del pueblo, Dios nunca los abandonó. Les dio pan del cielo en su hambre y aguas de la peña en su sed. Más ellos y nuestros padres fueron soberbios y endurecieron su cerviz, y no escucharon sus mandamientos. 

Siglos después se repitió la historia. Jesús vino al mundo y con él recibimos el pan del cielo y el agua viva, y que vemos hoy? Lo mismo, gente altiva e indiferente al llamado de Dios, que prefieren dedicarse a la idolatría de sus propios dioses. 

Sin embargo, su misericordia sigue de pie, esperando a ver quién voltea a la cruz y se arrepiente de todo pecado. Maravilloso día es este para ponernos a cuentas con Dios y pedirle perdón y salvación... ¿No lo cree? Dios nos está llamando. 

¿Que le responderemos? 

Bendiciones

9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo;

10 e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día.

11 Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas.

12 Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos,

14 y les ordenaste el día de reposo[a] santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.

15 Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías.

16 Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos.

17 No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste.

18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones,

19 tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

21 Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.

22 Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.

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