lunes, 23 de mayo de 2016

El ayuno que Dios reprueba

Pastor Jorge Malibrán Lacorte
Zac.7:1-14 
El pueblo de Bet-el envío hombres a hablar con los sacerdotes implorando el favor de Jehová por causa de la ruina en que vivían y por respuesta se les hizo ver que no habían sido honestos para con Dios cuando vivían en la prosperidad y paz que Él les había dado. Se les había ordenado amar al prójimo y ser justos con los desvalidos, pero no quisieron oír, más bien se taparon los oídos y pusieron su corazón tan duro como un diamante para no oír la ley ni las palabras que Dios enviaba por medio de sus profetas que hablaban guiados por su Santo Espíritu.

De la misma forma como rechazaron a Dios y sus profetas, ahora estaban siendo rechazados y castigados por Dios. Me pregunto si no estaremos repitiendo el mismo patrón de conducta en la actualidad.

¿Es este nuestro caso personal? Volvámonos de todo corazón a Dios y abracémonos de su Hijo amado para alcanzar el perdón de pecados, antes que se cierre la puerta del cielo frente a nosotros. 

Bendiciones.

La Biblia

Reina Valera

Zac.7:1-14 
El ayuno que Dios reprueba

7 Aconteció que en el año cuarto del rey Darío vino palabra de Jehová a Zacarías, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu,

2 cuando el pueblo de Bet-el había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová,

3 y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?

4 Vino, pues, a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

5 Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?

6 Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?

7 ¿No son estas las palabras que proclamó Jehová por medio de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban también habitados?
La desobediencia, causa del cautiverio

8 Y vino palabra de Jehová a Zacarías, diciendo:

9 Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;

10 no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.

11 Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

12 y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.

13 Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos;

14 sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.

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