sábado, 2 de julio de 2016

Cristo, nuestro abogado

Pastor Jorge Malibran Lacorte
1 Juan 2:1-11
El apóstol Juan nos habla sobre nuestro gran abogado Cristo y nos invita a ya no pecar más, sino más bien vivir una vida de congruencia entre lo que sabemos y creemos y lo que hacemos.

No podemos decir que le conocemos si estamos haciendo justamente lo contrario a sus sabias enseñanzas. Simplemente y sin más complicación, nuestro anhelo debe ser andar como el anduvo. 

Así mismo, el campo de trabajo del Cristiano comienza con la relación de amor que debe practicar con su hermano. Solo por medio del Santo Espíritu de Dios podremos amar como Jesús amó, pasando por alto toda ofensa y agravio. 

Si no perdonamos nos engañamos a nosotros mismos y no estamos en luz sino en tinieblas. 

Dios les bendiga.

La Biblia

Reina Valera

1 Juan 2:1-11

Cristo, nuestro abogado

2 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.

4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;

5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.

6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

El nuevo mandamiento
7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.

8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.

9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.

10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.

11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

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